Australia sacrificó a 750 koalas en el Parque Nacional Budj Bim, Victoria, mediante francotiradores desde helicópteros, una acción que generó una fuerte polémica. El gobierno defendió la medida como «humanitaria», argumentando que un incendio previo arrasó 2,200 hectáreas del parque, dejando a los koalas heridos, sin hábitat ni alimento. El Departamento de Energía, Medio Ambiente y Acción Climática (DEECA) afirmó que los animales estaban en condiciones críticas y que el abatimiento aéreo fue la «única medida viable» debido al terreno inaccesible.

Sin embargo, la decisión ha provocado indignación global. Grupos ambientalistas como Alianza por los Koalas y el partido Justicia Animal criticaron el operativo como «muy indiscriminado», señalando que no se verificó el estado real de los ejemplares ni la presencia de crías. Expertos sugieren que el problema de fondo es una combinación de factores, incluyendo la tala de plantaciones de eucalipto cercanas que atraen a los koalas, forzándolos a regresar al parque con menos espacio y recursos, lo que, combinado con el fuego, desencadenó la crisis.

Ante esta situación, el grupo Australianos por los Animales presentó una demanda en la Corte Suprema de Victoria para anular la autorización del DEECA y solicitar una medida cautelar que impida futuros sacrificios. La vista de procedimiento está programada para el 30 de julio.