El controvertido centro de detención «Alcatraz de los Caimanes» (Alligator Alcatraz) en los Everglades de Florida, ha recibido a sus primeros migrantes, generando fuertes protestas de organizaciones civiles. La medida forma parte del plan de deportaciones masivas del gobierno de Estados Unidos, a pesar de las críticas por las condiciones inhumanas del lugar y el temor a inundaciones en plena temporada de huracanes. El fiscal general de Florida, James Uthmeier, confirmó la llegada de este primer grupo de migrantes al centro, que también ha sido cuestionado por su ubicación en un ecosistema de alto valor ecológico.

Más de 60 organizaciones han enviado una carta a las autoridades de Miami-Dade, instándolas a tomar acciones legales para cerrar el centro. Estas asociaciones argumentan que el sitio, erigido en un aeropuerto abandonado, está rodeado de hábitats sensibles y plantea serias dudas sobre el debido proceso para los migrantes, su acceso a abogados, visitas familiares y la supervisión del trato. La rapidez con la que se construyó «Alligator Alcatraz» (ocho días, según las autoridades) también ha generado inquietudes sobre la calidad de las instalaciones y su resistencia a inundaciones, un riesgo latente en Florida durante la temporada de huracanes.

Imágenes en redes sociales ya muestran grandes charcos en las carpas del centro, tras una fuerte tormenta ocurrida durante la visita del presidente Donald Trump y el gobernador Ron DeSantis. A pesar de que un funcionario de emergencias de Florida afirmó que el lugar estaba preparado para huracanes, los activistas dudan de su capacidad real. El centro, con una capacidad máxima para 3,000 detenidos, ha sido promocionado con referencias a los caimanes, e incluso el ICE publicó una foto de caimanes con gorras, y existe mercadería oficial con la temática del «Alligator Alcatraz».