Una marcha convocada por vecinos y activistas en contra de la gentrificación en colonias como Juárez, Roma, Condesa e Hipódromo, que inició pacíficamente en el Parque México, degeneró en disturbios. Un grupo de jóvenes con el rostro cubierto, algunos vestidos de negro, realizaron pintadas en el foro Lindbergh y, a su paso por calles céntricas, destrozaron varios establecimientos comerciales. Lanzaron piedras, rompieron ventanales, dañaron mobiliario de restaurantes y cafeterías, mientras coreaban consignas como “¡fuera gringos!” y “¡ésta no es tu casa!”.

Comensales de restaurantes tuvieron que tirarse al piso para protegerse de los proyectiles, y encargados de negocios bajaron cortinas que posteriormente fueron grafiteadas. El Café Toscano fue completamente vandalizado sin que hubiera intervención policial. Residentes que participaron en la movilización mostraron opiniones divididas, con algunos rechazando la xenofobia y la violencia, y otros lamentando que el desenlace violento fuera previsible y que se hubiera alertado a las autoridades.

Por la noche, el gobierno capitalino emitió un comunicado rechazando «cualquier expresión xenófoba» y señalando que «la lucha contra la gentrificación no puede convertirse en una excusa para promover discursos de odio». Al cierre de la edición, no se reportaron personas detenidas por los hechos.